La ecografía obstétrica se utiliza para saber más acerca del feto humano y su desarrollo en el vientre materno, de esta manera se puede visualizar desde el estado de los órganos del feto hasta el buen funcionamiento de sus señales vitales, malformaciones, etc.
La ecografía funciona a partir de ultrasonidos aplicados en la piel con la ayuda de un gel y mediante ella se reflejan las imágenes de los diferentes órganos internos o el feto de una mujer embarazada. Las clínicas profesionales así como los especialistas en ginecología las utilizan para diagnosticar el estado y posición del bebé así como de la placenta, para detectar anomalías y para observar si existe la existencia de un embarazo de gemelos/as o trillizos.
Las ecografías más modernas muestran una imagen en 4D, aunque hay muchas clínicas que todavía poseen un sistema de lectura en 3D. En los estudios realizados por el profesional, éstos podrán valorar las contracciones del corazón así como la calidad y normalidad de los latidos del bebé.
Además de todo esto, podrás conocer el peso total del bebé, expresado con las siglas “EFW” o “EPF”; habrá otras indicaciones para medir los diferentes miembros del feto como las piernas y los brazos, mientras que “FL” o “LF” indicará el tamaño del fémur, “AC” o “CA” será la medida del perímetro abdominal. Todas las ecografías poseen un sistema de siglas determinadas que ayudan a entender todas las explicaciones que atrae y relata la imagen del feto. Por ejemplo, las siglas “HAD” son aquellas sobre las que se calcula el “CRL”, ésta es la longitud de distancia que existe entre la parte de la coronilla del bebé y la parte baja del trasero del feto. Mientras tanto, otras siglas como el “EDD” indican la fecha estimada para el alumbramiento y el “BPD” es el diámetro de la cabeza del bebé siempre reflejado en milímetros. Cuando el profesional te hable de “LMP” te querrá indicar la fecha en la que tuvo lugar tu última menstruación.
