Cuando se está embarazada, se van notando desde los primeros meses un considerable aumento de los pechos, que nos dice que se están preparando para amamantar a nuestros hijos los primeros días de vida (o meses).
Entonces empezamos a informarnos sobre comprar pezoneras y todo tipo de posturas para amamantar al bebé esperando el día.
Una vez que nuestro pequeño ya ha nacido y llora como loco porque tiene hambre, empiezan los primeros nervios sobre si lo haremos bien o no, y unos días después nos enteramos de lo que es “la subida de la leche” ya que a muchas no nos informan sobre eso. Sobre los 4 o 5 días después de dar a luz, empezamos a sentir muchos dolores en los pechos, se llenan de venas azules, y se hinchan de forma notable (aún más).
Este es un proceso que duele mucho y donde los pezones se agrietan, lo mejor que podemos hacer es dar suaves masajes, durante el embarazo para que sea algo menos doloroso. Para evitar este proceso, existen unas pastillas para cortar la leche, algunas mujeres, cuando los dolores son realmente insoportables las toman, ya que no aguantan el estrés, entre el niño que llora sin cesar, las hormonas que siguen revolucionada y el dolor de pecho.
Si es tu caso, seguro que si acudes al médico te las recomendará junto con un sacaleches para que vacíes los pechos.
Muchas mujeres después de dejar de dar el pecho a su hijo por este problema, empiezan a sentirse culpables y juzgadas de malas madres, aunque nadie lo haga. Hace unos días, leí una frase sobre este tema que me gusto mucho y les quiero compartir “una buena madre no se mide por la cantidad de tiempo que le dio el pecho a su hijo, sino por la cantidad de tiempo que le dedicará el resto de su vida”.




