Sin tener claro los resultados para el bebé de escuchar música en estado, lo cierto es que es una vía de comunicación entre madre e hijo.
La estimulación musical temprana es muy positiva. Por un lado ayuda a relajarse a la madre y por el otro supone un canal de comunicación entre ambos, motiva y fomenta la unión de madre y, también padre si se implica, con el futuro hijo.
Escuchar música produce emociones. Y todas esas emociones se transmiten al bebé. El bebé empieza a notar los sonidos externos a partir de la semana dieciséis de embarazo, empieza a reaccionar sobre ellos en la veinte y los reconoce en la veinticinco.
El tipo de música a escuchar entre ambos es a elección. Hay muchos estudios sobre el «efecto Mozart» y los beneficios que este autor clásico tiene sobre los bebés, pero aún así lo mejor es poner variedad en función del día y del ánimo de la madre. Los gustos también influyen, al final es la madre la que lo escucha y si la disfruta mucho mejor que si le es indiferente. Con todo esto el bebé comenzará a desarrollar su capacidad de reconocer ritmos y, además, percibirá más sentimientos diversos. No tienen que ser sólo sonidos procedentes de CDs o MP3s, también en conciertos, televisión, etc. Y también hablarle y tararearle, no porque vaya a entender nada sino porque reconoce los tonos.
También es positivo que los padres le canten al bebé cuando aún está en el vientre pues así, cuando nazca, los reconocerá sin problema. Para este particular y personal concierto lo mejor es estar en un sitio tranquilo y cómodo para mostrar también ese cariño que se desprende cuando se cantan las nanas.




