Es una forma de vello corporal muy fino que se desarrolla en el feto a partir de la décimo tercera semana de embarazo.
No hay que asustarse si el bebé nace con una vellosidad fina pero diferente al pelo. Es totalmente normal y no es señal de que pase nada grave ni preocupante. Es el lanugo, una creación del cuerpo del feto que crece como aislante de la piel cuando no hay grasa protectora.
Es una capa protectora debido a que la piel del bebé mientras es feto es muy fina y carece de grasa subcutánea que la proteja. Empieza a aparecer en la parte de la cabeza del feto alrededor de la tercera semana de embarazo y no más tarde de la dieciseis. Más adelante se va extendiendo por todo el cuerpo y suele empezar a caerse a partir de la trigésimo sexta semana. Aunque son muchas las ocasiones en las que no se pierde del todo y se nace con algo de él. No pasa nada, el bebé lo irá eliminado conforme se vaya desarrollando fuera ya del útero.
El lanugo que pierda dentro, en el útero, irá cayendo en el líquido amniótico, que después tomará el bebé y que eliminará con sus primeras deposiciones.
La importancia del lanugo también radica en su contribución a la formación de meconio neonatal, una sustancia viscosa y verde oscura compuesta por célular muertas que reviste el intestino del bebé recién nacido y constituyen sus primeras heces.




