Los tiempos médicos actuales necesitan definiciones rápidas no solo por los costos económicos sino por el binomio madre-hijo. El dilema cesárea versus parto natural es una decisión de la mujer a tomar con su pareja, si bien arriban al hospital dos personas lo cierto es que vuelven tres a casa, en el mejor estado de salud posible. El mito sobre dichos costos de la cesárea es falso ya que los honorarios del obstetra, son regulados por los colegios médicos.
Esta intervención quirúrgica posee indicaciones concretas tales como; ser electiva durante el embarazo, el periodo dilatante y en el trabajo de parto patológico.
Si bien se trata de un nacimiento, no olvidar que estamos en presencia de una “cirugía” y se deben comprender los riesgos de la misma, por si la paciente es sometida a un estrés quirúrgico común en todas las intervenciones. Algunas de las posibles complicaciones que puede sufrir la madre son; hemorragia, mala cicatrización y complicaciones con la anestesia. Sin embargo, respecto al bebé nos encontramos ante las siguientes secuelas; depresión del recién nacido por la anestesia y síndrome de Sufrimiento Respiratorio.
Sin embargo, es sabido que hoy por hoy, la cesárea como intervención quirúrgica, es la menos cruenta de todas las operaciones del aparato genital femenino; ha bajado profundamente la morbimortalidad gracias al uso de antibióticos así como de la buena indicación anestésica y transfusión sanguínea. El problema podría resultar ser el abuso de dicha intervención, dado que la vida útil del aparato genital se ve afectada cada vez más.
Por otra parte, el parto natural es un hecho fisiológico. No tiene hora de presentación ni día fijo. Conocemos que alrededor de la semana 38 debemos estar preparadas y así no hay un tiempo prefijado. Si las condiciones para su desarrollo son propicias (canal de parto elástico, dinámica uterina adecuada, feto de tamaño normal), hay una duración del periodo dilatante según la paridad, o sea cantidad de gestas. Algunas de sus contra indicaciones son placenta previa oclusiva total, estrechez pelviana y feto grande.
De todas maneras, quien debería tomar la decisión, al fin y al cabo es la futura madre junto a su pareja eso sí, siempre asesorada por el profesional médico, quien aportará su punto de vista acorde a la elección según el caso.