En el cuerpo de la mujer suceden muchos cambios y transformaciones durante el embarazo. Es por eso que el trabajo corporal es fundamental, ya que ayuda a preparar a la madre para el momento del parto, fortaleciendo los músculos del abdomen, la pelvis y la parte baja de la espalda, al mismo tiempo que aumenta su resistencia y vigor, permite mejorar la postura y aliviar molestias.
Si la futura mamá realizaba alguna actividad física antes del embarazo, y éste se va desarrollando de manera normal, la mujer puede seguir realizando los mismos ejercicios o deportes que antes hacía. Sin embargo deberá hacerlos un paso más lento a medida que el embarazo progrese, sin exigirse tanto, y en el caso de que empiece a sentir malestares o dolores dejar de hacerlos y consultar inmediatamente con el médico.
Para las que recién comienzan
Si la mujer comienza la rutina para estar en forma en el embarazo, se recomienda que empiece lentamente teniendo cuidado de no excederse. Se puede empezar con unos 30 minutos de caminata tranquila tres o cuatro veces por semana. A medida que se sienta más fuerte puede intensificar la caminata y agregar ejercicios especiales para embarazadas.
Antes de comenzar con la rutina y al terminarla es importante hacer ejercicios de estiramiento. Durante la actividad es necesario siempre escuchar al cuerpo. Si la mamá se siente cansada, le falta el aliento o aparecen dolores, son señales de que el cuerpo le está pidiendo calma. Igualmente, antes de hacer cualquier tipo de actividad, lo mejor es pedirle recomendaciones al obstetra.
Existen variados ejercicios para crear una rutina, algunos integrales y otros específicos para algunas partes del cuerpo. Caminar es uno de los ejercicios más beneficiosos porque se trabajan muchos músculos, se fortalece el tono muscular y el corazón, mejora la circulación, la movilidad y la flexibilidad. Además, el riesgo de lastimarse es menor que con otros ejercicios.