El bebé en la trigésimo séptima semana de embarazo
La vernix caseosa, la capa de grasa parecida a una pomada blanquecina que aísla la piel del bebé, le cubre ya todo el cuerpo. Facilitará su deslizamiento por el canal del parto. En la actualidad sólo se quita el exceso de vernix en los recién nacidos para que siga protegiendo su piel y manteniendo su temperatura corporal en sus primeras horas de vida. El doctor o el ginecólogo podrá decir a través de una ecografía si se el bebé se encuentra en otra posición que haga necesaria una cesárea para evitar riesgos. Mide en torno a los 50 cm y pesa ya unos 3 kg.
La madre en la trigésimo séptima semana de embarazo
Es muy probable que a estas alturas se sienta bastante incómoda y cueste conciliar el sueño por las noches. El útero alcanza su máximo tamaño y ya roza la altura del esternón. Algunas mujeres ven sobresalir su ombligo como consecuencia de los últimos estirones de la barriga. Se continúa con los síntomas anteriores pero cada vez más agudizados y más frecuentes, el útero cada vez tiene más contracciones y se dilata más, ya que se prapara para un parto cada vez más inminente. La mujer debe estar preparada para dirigirse en cualquier momento al hospital.