Cuando no es posible que alguien pueda darnos un masaje y necesitamos relajar alguna parte de nuestro cuerpo es importante conocer como automasajearnos, es decir, darnos un masaje a nosotros mismos.
Primero debemos relajar los músculos del cuerpo mediante una ducha de agua caliente, así conseguiremos aliviar la tensión y las molestias musculares. Para que sea más cómodo darnos un masaje se aconseja sea sin ropa, pues es más efectivo el contacto de piel a piel; puedes utilizar alguna loción o crema que ayude a que tus manos de deslicen mejor.
Cuello, cervicales y hombros
Estas zonas acostumbran a acumular tensión y generalmente nos quejamos de las molestias que nos causan. Para dar un masaje en esta parte, tiene que hacerse por partes, es decir, primero un brazo y después el otro.
Coloca crema en la yema de tus dedos y frota ambas manos antes de aplicarla encima de la piel de tu cuerpo, comienzas colocando la mano desde la parte de atrás del cuello y dirigiéndola hacía el hombro opuesto, continua bajando por el brazo, siguiendo con la mano y terminando con los dedos. Mientras haces esto, realiza movimientos circulares y cuando se encuentre un nudo muscular se tiene que insistir con el masaje en la zona.
Después de amasar la zona que se encuentre más contracturada, se ejecuta presión durante minuto y medio sobre el punto que provoca dolor a la vez que se respira suave y profundamente. Repites el mismo ejercicio con el otro brazo y al final debes estirar la zona, para ello sólo tienes que abrazarte a ti mismo.
Parte inferior de la espalda
Para está parte del cuerpo primero debes enrollar una manta o toalla y colocarla en el suelo, te estiras encima de ella boca arriba, colocando la parte baja de tu espalda sobre el rodillo de manera que los hombros y los glúteos toquen el suelo. Extiendes tus brazos hacía afuera, desde los hombros y respiras profundamente, mientras tu cuerpo se encuentra en forma de “T”.
Para masajear la espalda tienes que rodarla sobre el rodillo con ayuda de tus pies. Para terminar tienes que estirarte, lo que harás para esto sería sentarte encima de tus pies y de tus rodillas, inclinar tu cuerpo hacía adelante y dejar que tu pecho descanse sobre tus muslos. En esta posición doblas tus brazos para apoyar la cabeza encima de tus manos, permanece así durante 20 segundos a la vez que vas respirando profunda y suavemente y mientras haces esto sentirás que tu cuerpo se va alargando.