El verano es una época del año en la que los pies adquieren un protagonismo añadido puesto que tras un invierno en el que han estado encerrados en botas de mucho abrigo, recuperan la libertad de un calzado más ligero durante el verano. Existe una moda que vuelve con fuerza durante este verano y es la de utilizar chanclas.
Riesgos de utilizar chanclas
Un calzado que aunque es recomendable para la piscina o la playa, en donde hay que hacer desplazamientos cortos y en donde se camina sobre césped o arena, conviene precisar que uno de los riesgos de usar chanclas es utilizarlas en el contexto inadecuado, por ejemplo, para caminar por asfalto en la ciudad. En este caso, conviene puntualizar que los pies quedan desprotegidos ante los efectos del sol por lo que es fundamental aplicar crema solar.
Por otra parte, la suela de este tipo de calzado no es fuerte y firme para proteger al pie del impacto contra superficies fuertes como el asfalto, por ejemplo. Por otra parte, el pie adopta posturas incómodas al caminar. La chancla no se adapta al pie a la perfección y es la persona la que hace un esfuerzo extra para adaparse. Este calzado plano y de suela poco resistente puede producir dolores en rodilla, espalda y cadera. Como se trata de un calzado que ofrece una sujeción poco firme también está vinculado con posibles caidas que pueden dar lugar a lesiones y roturas. Algo tan simple como un resbalón o una mala posición en el pie puede dar lugar a una caída especialmente al subir o bajar escaleras.
Además, este tipo de calzado también puede producir ampollas y molestias en los pies. Cuando utilizamos chanclas nuestros pasos son más cortos y eso hace que el movimiento del pie sea irregular y el choque del talón contra el suelo más irregular.
Fuente – El Men
