– Poner hielo sobre la zona dañada: Debe ser inmediata, un trozo de hielo, cubierto por una toalla o algo que se coloque entre el hielo y la piel para que no produzca más daños. Así, habrá que aplicar hielo durante unos diez minutos, quitarlos durante diez, y volver a aplicar durante otros diez. En las próximas 72 horas, seguir colocando hielo sobre la zona afectada, siguiendo el ejercicio al menos tres veces al día.
– Repetir un ejercicio de baja intensidad con el músculo: Así ayuda que el músculo, poco a poco vaya recuperando su forma original, debe de ser poco a poco, si es inmediatamente después del daño, hacer un ejercicio muy lento, e ir incrementando la velocidad con el paso de los días. Este tipo de ejercicio lo que hace es que la sangre fluya por el músculo y no se acorte el músculo.
– Visitar a un físico: A ser posible que pueda ayudarte a reducir el dolor muscular mediante técnicas de liberación muscular, o con la técnica A.R.T. (Active Release Techniques). Esta técnica, la A.R.T., si va precedida por un ejercicio de intensidad baja, puede hacer recuperar el músculo en mucho menos tiempo que con una técnica normal, pero siempre de la mano d un especialista para evitar peores consecuencias.