La gestión del dolor de las articulaciones: 1ª parte

Hay muchas causas posibles para el dolor articular y estas incluyen la infección, los accidentes, la inflamación de las articulaciones, y los daños en el cartí­lago articular. La historia clí­nica y el examen conjuntos son las más fuertes guí­as para establecer un diagnóstico diferencial, las investigaciones de laboratorio pueden ser útiles para confirmar o refutar las posibles causas.

El dolor en las articulaciones puede venir desde dentro de la propia articulación, de las estructuras anatómicas que rodean la articulación, o puede ser contemplado desde un origen remoto. El conjunto de las fuentes de dolor son la cápsula que rodea la articulación, la membrana de periostio, la membrana sinovial que recubre la cápsula, los ligamentos y el hueso bajo del cartí­lago, mientras que el cartí­lago de la articulación en sí­ es sensible, ya que no posee terminaciones nerviosas. El establecimiento de la estructura anatómica es muy importante ya que se sustenta a través del diagnóstico y tratamiento de la enfermedad.

Los procesos tí­picos que pueden conducir a la enfermedad de las articulaciones incluyen inflamación de la membrana sinovial, la inflamación del hueso-ligamento y hueso- el tendón en las uniones, infección y alteraciones en la articulación. Las anormalidades pueden ser estructurales o causadas por el estrés, tales como las roturas de menisco. Este tipo de condiciones no sólo ocurren solas, sino que pueden presentarse en combinaciones. La sinovitis es la inflamación del revestimiento de la articulación y es el sitio principal de la inflamación en la artritis reumatoide y otras enfermedades. La membrana sinovial prolifera se extiende, provocando un ambiente cálido, inflamando la zona.

Cuando los tendones y los ligamentos se insertan para la fijación en el hueso se conoce como un entesis y algunas condiciones artrí­ticas se ven particularmente afectadas en este ámbito. Los tejidos blandos de los entesis reaccionan a la inflamación mediante la formación de tejido óseo dentro de ellos, que pueden crecer en excrecencias óseas a lo largo de las estructuras. Una articulación dolorosa e inflamada puede ser resultado de depósito de cristales a lo largo de los ligamentos, en la membrana sinovial o en la superficie del cartí­lago articular en sí­. Dependiendo del patrón de la deposición de la articulación puede presentar sí­ntomas generales o locales y el calor, enrojecimiento y dolor se dan de manera conjunta y son fácilmente identificables.

La gestión de dolor de las articulaciones: 2ª parte

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