Estos son los cinco beneficios positivos de la soledad en un momento de enfermedad. Una soledad que nutre y repara.
La soledad tiene muy mala prensa en la sociedad actual, sin embargo, es muy necesaria. No solo cuando estamos sanos, también, cuando tenemos algún problema de salud. Cuando una persona está enferma en el hospital, por ejemplo, le incomoda la idea de estar recibiendo visitas continuas si tiene algún dolor. Es evidente que la compañía de personas cercanas aporta bienestar. Sin embargo, esta compañía siempre debe respetar el propio espacio del paciente. ¿Cuáles son los beneficios curativos de la soledad?
Descansar de los compromisos sociales
Existen momentos en los que, literalmente, no tenemos ganas de conversación, de preocuparnos por proyectar una buena imagen ante los demás o estar atentos a la reunión. Existen momentos en los que solo te apetece estar solo y no como un acto de egoísmo, sino porque, realmente, no te apetece nada más. Por tanto, la soledad también es un acto de libertad que te permite liberarte de las ataduras de los compromisos y las obligaciones autoimpuestas. Quienes te quieren de verdad comprenderán que te apetezca estar solo.
Silencio
En relación con la propia soledad existe una consecuencia inmediata que también resulta curativa en muchos momentos: el silencio. Por el contrario, el ruido genera una molestia para quien no se encuentra bien. Gracias a ese silencio, la persona puede descansar mejor, pasar el rato y estar en ese momento sin preocuparse de nada más. Existen momentos en los que el alma pide silencio.
Y es importante comprenderlo no solo cuando se trata de escuchar una necesidad individual, sino también, cuando se trata de comprender a un familiar que sufre un diagnóstico determinado. Lo natural, en ese caso, es que tenga días buenos en los que está más animado, y otros en los que le apetece dar la espalda al mundo entero. Y por medio del silencio, estás enviando respeto y aceptación hacia las circunstancias concretas del protagonista.
Reposo
Existen muchas formas de descanso y de reposo. Cuando un enfermo necesita recuperarse, no solo su cuerpo demanda este relax, también su mente. Y la soledad de muchos instantes propicia este nivel de desconexión del entorno para estar y sentir desde uno mismo. Dependiendo de cómo se encuentra la persona, muchas conversaciones cotidianas le resultan ruido porque le parecen superficiales en relación con cómo se siente en su interior.
Tiempo para pensar
Existen circunstancias de vida complejas. Circunstancias en las que la soledad resulta terapéutica para poner las ideas en orden, tomar decisiones y pensar en aspectos importantes. O, por el contrario, para no pensar en nada más allá del instante. La soledad es una oportunidad para reivindicar el derecho propio de estar a solas, escuchar las sensaciones corporales y atender las necesidades propias. Y, a veces, la soledad es un refugio. Un lugar de pertenencia propia al que volver cuando lo necesitas.
Autoconocimiento
Gracias a este silencio, puedes observar detalles que tal vez pasarían desapercibidos para ti en otras circunstancias.