Desde hace años se está estudiando la posibilidad de que tomar aspirinas reduzca los infartos pero, ¿qué tan cierto es esto?.
Se sabe que cuando se está sufriendo un ataque cardiaco y se toma una aspirina, te puede salvar la vida. No es que de repente ya no tengamos el infarto y todo sea felicidad, pero si, nos dará el tiempo necesario para llegar al médico con vida.
¿Todos debemos tomar aspirinas para prevenir infartos?
No exactamente, de hecho, tomar aspirinas cuando estamos perfectamente sanos tiene más desventajas que ventajas. Cuando tomamos aspirinas, podemos decir que la sangre se hace más «líquida». En caso de que tengamos una herida, las plaquetas junto con unas proteínas que tiene la sangre, se acumulan en la herida formando una capa que después será una costra. Esto pasa para que no nos desangremos. Si tomamos demasiadas aspirinas o las tomamos cuando no lo necesitamos, el número de plaquetas disminuye, consiguiendo que tarde más en cicatrizar.
Sin embargo cuando se sufre un infarto, es por una acumulación de la sangre que tapona el vaso sanguíneo. Una aspirina cuando se tiene principio de infarto ayuda a que la persona no muera antes de, por ejemplo, llegar al hospital. Se han registrado casos en los que después de tomar una aspirina e ir al hospital, llegan sin sufrirlo.
Esto No quiere decir que se deba tomar aspirina diariamente, sólo cuando el médico se lo aconseje y suele ser después de una operación cardiovascular.
También es recomendable para las personas que sufren hipertensión o algún ictus.
La edad media en la cual los hombres sufren más infartos es entre los 45 y 79 años. En las mujeres son 10 años después, de los 55 a los 79.
La decisión de tomar aspirinas para los infartos debe ser totalmente médica.