Los griegos le dieron este nombre por el aspecto amarillo que presenta el hígado. Se entiende que adquiere este color por el cambio profundo de su estructura a consecuencia de una fibrosis diseminada, a la cual se añade una regeneración, en nódulos, de las células hepáticas.
Entre las causas más frecuentes de la cirrosis hepática se encuentran la hepatitis viral y el alcohol. Además, existen formas critpogénicas cuya causa es desconocida, pero que en la actualidad se atribuyen a la hepatitis.
¡Ojo con estos síntomas!
Cuando tiene cirrosis, una persona sufre de meteorismo y flatulencia, es decir de emisión de gases; adelgazamiento, escaso apetito y una sensación de digestión dificultosa. Cuando síntomas de este tipo se manifiestan en un paciente que ha sufrido hepatitis o en un adicto al alcohol, es necesario profundizar en el problema mediante varios análisis, tanto de sangre como instrumentales.
Cabe indicar que hay quienes no presentan ningún síntoma referible a enfermedad del hígado; en ellos, esta afección sale solamente a la luz por los análisis ocasionales practicados por otros trastornos.
Otras veces, aun en ausencia de una clara sintomatología clínica, es el médico quien, durante el reconocimiento, encuentra un engrosamiento del hígado o del bazo, asociado o no con pequeñas lesiones vasculares que pueden verse en la piel.
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