Si bien la incidencia de la enfermedad del VIH y la hepatitis se está incrementando en los Estados Unidos, poco se sabe acerca de su prevalencia en pacientes sometidos a cirugía. Ahora, los investigadores han demostrado que casi el 40 por ciento de las cirugías, se producen en pacientes que dieron positivo a un germen transmitido por la sangre.
En tal sentido se afirman que , si bien estas tasas son alarmantes, no son del todo inesperado, por lo que se deben tomar precauciones generales para evitar la propagación de la enfermedad a los trabajadores de la salud en la sala de operaciones.
En tal sentido, han surgido nuevas estrategias, tales como la cirugía sin bisturís, una técnica quirúrgica que utiliza alta tecnología alternativa a las agujas y cuchillos. Este tipo de técnicas en conveniente en entornos de alto riesgo para una mayor protección de los trabajadores sanitarios de la transmisión accidental.
Estas prácticas quirúrgicas incluyen la laparoscopia, bisturí eléctrico para reemplazar las incisiones de bisturí, y los clips de la piel o pegamento en lugar de coser para cerrar o reparar heridas.
Según diversos estudios, los trabajadores sanitarios se lesiona en un 7 por ciento de las operaciones en tanto que el 87 por ciento de los cirujanos reciben una lesión que rompe la piel – lo que permite la transmisión de enfermedades es posible – en algún momento de su carrera.
Se estima que hay 40.000 nuevos casos de VIH cada año, y la hepatitis C está aumentando a un ritmo aún más rápido, por lo que la aplicación de practicas mas seguras es cada vez mas importante en todos los centros de salud del mundo.




