Está claro que el tabaco afecta principalmente a quien fuma y que las principales consecuencias nocivas de ello serán para esa persona. Pero si el fumador convive con otras personas, sin duda alguna, también están padeciendo los perjuicios del tabaco, las consecuencias que esto tiene al cabo del tiempo han sido probadas en numerosos casos.
Primeramente hemos de saber que el humo que sale de un cigarro contiene dos veces más alquitrán y nicotina del que inhala el fumador ya que el humo ha pasado antes por el filtro, con lo cual, el humo que respire un fumador pasivo contendrá mas sustancias nocivas que el que inhale el fumador. Los inmediatos efectos de respirar este humo son la irritación en los ojos, tos, dolor o sequedad de garganta o de cabeza, aparte de la molestia en general que suponga para cualquier persona que no le guste el tabaco, en general no es agradable respirar este aire contaminado.
Suele ocurrir que en reuniones de amigos en las que haya fumadores y no fumadores, no se respete a estos segundos, los fumadores suelen fumar libremente sin preguntar si le importa a alguien que se fume y si sí lo hace, los no fumadores intentarán normalmente responder con naturalidad que no les importa aunque así sea.
El ser fumador y convivir en casa con pareja e hijos por ejemplo, debería ser un motivo más para replantearse la propia salud y la de los familiares para dejar de fumar definitivamente y no volver a fumar un cigarrillo.
