En la época de la adolescencia, cuando se cursa los estudios secundarios, es cuando se da el mayor brote de personas que comienzan a fumar, y lo peor es que un alto porcentaje de estos jóvenes, pasan a tener un hábito diario, y pocos son capaces de dejar de fumar después.
Esto tiene unos puntos negativos, primeramente porque son jóvenes, y aún su organismo no está formado en su totalidad, por lo que el echarse un hábito como el tabaco, y convertirlo en diario, hace que el organismo tenga dificultades para ejercer sus funciones y para seguir creciendo. Por otro lado, es que estos jóvenes son menores, por lo que el fumar les está prohibido. Actualmente, con las nuevas leyes, está totalmente prohibido vender tabaco a personas que sean menores de 18 años, y en establecimientos serios esto se puede mantener (además de que se arriesgan a una fuerte multa si son pillados), pero en esos pequeños establecimientos, del pequeño empresario, hay algunos a los que se puede escapar, y sí llegar a vender a menores. No obstante, sin contar el que consigan comprar tabaco de establecimientos, ya pueden incluso obtener tabaco si comprar cajetilla, y mayormente estos casos son producidos por personas, tal vez recién cumplidas la mayoría de edad, que les pasa el consumo a estos jóvenes o adolescente. Por eso mismo, hay que ser consecuentes con las cosas que se hacen, y tener sumo cuidado a la hora de tratar con menores y el tabaco, ya que a la edad que mucho comienzan a fumar, no son consecuentes de lo que es fumar.




