El tabaco es peligroso para muchos órganos y funciones de nuestro cuerpo, pero sobre todo, provoca un efecto nocivo sobre el sistema cardiovascular, por medio de mecanismos como el aumento del ritmo del latido del corazón y de la presión arterial facilitando así el desarrollo de enfermedades como la trombosis o la arteriosclerosis.
También facilita la aparición de enfermedades coronarias, que se caracterizan por dificultar el riego normalizado del corazón. Estas enfermedades son las enfermedades cardíacas más comunes y la causa principal de su aparición suele ser casi siempre el tabaco, al menos en un alto porcentaje de la sociedad, tratándose de la principal causa de muerte entre los hombres y las mujeres en todo el mundo. Este tipo de enfermedad ocurre cuando las arterias que suministran la sangre al músculo cardíaco se endurecen y se estrechan, debido al exceso de nicotina, que recibe el nombre de arteriosclerosis y provoca que el corazón no reciba el oxígeno suficiente, facilitando así el riesgo de infarto de miocardio.
Estas enfermedades también debilitan el corazón, facilitando la presencia de insuficiencia cardíaca, que ocurre cuando el corazón no bombea la sangre suficiente, o arritmias o cambios en el ritmo normal del corazón con la presencia de taquicardia.
Fumar también puede llegar a ser peligroso para el sistema circulatorio, pues existen componentes del humo del tabaco que han sido diagnosticados como agentes perjudiciales para el sistema circulatorio, entre ellos el monóxido de carbono o la nicotina, siendo esta última la sustancia más perjudicial pues produce un aumento importante en la presión arterial además de producir contracciones en los vasos sanguíneos, facilitando así su estrechamiento, dificultando así el paso de la sangre, por eso hay que dejar de fumar.




