Los fumadores pasivos sufren los efectos del tabaco como si fueran ellos mismos los propios fumadores, pues a estas personas el humo del tabaco les afecta de manera directa, llegando a su organismo hasta un ochenta por ciento de las sustancias existentes en el tabaco y que entran en el organismo a través del humo.
Los fumadores pasivos más afectados casi siempre son, niños pequeños e incluso bebés, cuyos padres de manera irresponsable fuman delante de ellos. Se trata de un comportamiento irresponsable, pues los niños, al convertirse en fumadores pasivos, pueden llegar a desarrollar asma infantil o bronquitis.
Las personas que trabajan en oficinas o en empresas, en el descanso se reúnen con los compañeros de trabajo para desayunar. Después del desayuno evidentemente viene el í¢â‚¬Å“cigarrillo de despuésí¢â‚¬Â, cosa que los no fumadores también tienen que soportar.
Esta situación de igual manera ocurre también entre los estudiantes de institutos o de las universidades. Se calcula que aproximadamente uno de cada siete compañeros de clase es el que no fuma y aspira el humo de los demás durante los recreos o los descansos, incluso al salir de clase también se ven afectados por esta situación.
Esto se trata de una injusticia social, pues las personas no fumadoras están expuestas de igual manera que los fumadores a las enfermedades causantes del humo y de la nicotina del tabaco. Hay fumadores pasivos que ya están tan acostumbrados al humo del tabaco que llega un momento en el que no se dan cuenta de que están sufriendo sus efectos, esp orl o que hay que dejar de fumar.
Este humo puede causar problemas respiratorios, asma infantil e incluso desencadenar problemas relacionados con la sordera leve a moderada a la larga. Los fumadores deberían tener más consideración con estas personas, pues no tienen por qué soportar tener que sufrir las consecuencias que el tabaco causa.
