La Ley 42/2010, de 30 de diciembre de 2010 que entra en vigor el 2 de enero de 2011, más conocida como la nueva Ley antitabaco, es una de las leyes más polémicas de nuestros tiempos.
En ella se establecen medidas sanitarias radicales frente al tabaquismo y a sus efectos sobre los fumadores y a los que están alrededor, por lo que se prohíbe fumar en espacios públicos, tales como centros, establecimientos, recintos, instalaciones deportivas, lugares de espectáculos públicos, hoteles, museos, bibliotecas, ascensores, cabinas telefónicas, paradas de autobuses y un largo etcétera.
Se trata de una de las medidas más radicales que ha tomado el gobierno frente al tabaquismo, medida que ha sido bastante criticada y rechazada por los fumadores.
Y es que mucha gente se ha tomado esta ley como una privación de los derechos de libertad, sin mirar que se trata de una medida preventiva bastante acertada, pues en España mueren cerca de 50.000 personas al año a causa del tabaco, y se trata de una medida sanitaria para proteger la salud de estas personas y de las que están a su alrededor, y es que hay que dejar de fumar.
Esta medida también previene a los fumadores pasivos, pues no se verán en la obligación de salir de un establecimiento para no respirar el humo, o de estar tan acostumbrados al humo que ya ni se dan cuenta de que lo respiran constantemente.
Según esta ley, fumar en alguno de los lugares citados en ella se considera como una falta leve, que conlleva una multa de 30 euros. La acumulación de tres infracciones se considera una falta grave, que serán sancionadas con una multa que puede llegar hasta los 10.000 euros. También se considera falta grave el habilitar zonas para fumadores en cualquier tipo de establecimiento.
Las faltas muy graves pueden conllevar multas de hasta 600.000 euros, que pueden ser impuestas una vez se cometen varias faltas graves, o se cometen delitos de tráfico de tabaco con menores, por ejemplo.