Este tipo de duchas es la que combina tanto chorros de agua fría como caliente, y es que se ha demostrado que tiene múltiples beneficios, ya que el agua caliente y el vapor dilatan los vasos sanguíneos, por lo que se favorece la transpiración, lo que causa que se relajen los músculos y las articulaciones y hacen afluir sangre y calor a la superficie del cuerpo. En oposición, el agua fría y el hielo constriñen los vasos, así que reducen la inflamación y la congestión superficiales. De entre todos los beneficios que se producen, uno de ellos es que se aumenta la energía corporal y aumenta el estado de ánimo, por lo que se recomienda que se hagan este tipo de duchas.
Tanto los chorros de agua fría como los de agua caliente están dirigidos a distintas zonas del cuerpo, y es que los chorros de agua fría se localizan en las piernas, sobre todo para las zonas como tobillos y pies, por si se encuentra en ellos hinchazones, y los chorros de agua caliente van principalmente a las zonas en las que hayan dolores musculares, y es que el agua caliente hace que se relajen estas zonas, así se elimina el dolor muscular, principalmente en la zona lumbar, cuello o espalda.
Generalmente suele realizarse de la misma manera, ya que siempre suele seguirse un guión a la hora de aplicar una ducha de este tipo, por lo que normalmente se inicia esta peculiar ducha por la parte de las pantorrillas con agua templada que va subiendo de temperatura hasta mantenerse unos segundos bastante caliente. Poco a poco se va bajando la temperatura de esa agua hasta mantenerse otros segundos muy fría. Este juego de chorros se hace a lo largo de todo el cuerpo, y así es como se realiza.




