En los movimientos vigorosos en los cuales los kilos extras muchas veces se multiplican, se debe hacer hincapié en nuestras articulaciones, ligamentos, huesos y músculos. Esto hace que sea más difícil soportar el peso, y de esta manera se llega a la creación de un círculo vicioso en el que el aumento de peso conduce a la disminución de la actividad. En este punto nuestro peso corporal se convierte en un factor que limita nuestra capacidad de hacer ejercicio para reducir nuestro peso.
Hay muchas actividades que nos gusta realizar y es importante que los pies puedan contar con la amplia variación en la fortaleza, estabilidad, flexibilidad para poder efectuarlas y generar una adaptación al ejercer la fuerza necesaria.
El pie se divide en el retropié, el mediopié y el antepié. Las falanges y los metatarsos componen la parte delantera del pie. Las falanges son los huesos de los dedos pequeños, tres en cada uno a excepción del dedo gordo del pie que solo tiene dos. Hay cinco metatarsianos, que constituyen la parte principal de la longitud de la parte delantera del pie.
Cinco huesos de forma irregular constituyen la parte media del pie, que ocupa la parte central del arco del pie, dando al mismo la capacidad tanto para impulsarse, así como para absorber los choques. El hueso del tobillo (astrágalo) forma parte de la parte trasera y con el peroné y la tibia hacen que la articulación del tobillo sea muy importante, lo que permite un patrón de marcha normal. El hueso del talón (calcáneo), conforma el resto de la parte posterior del pie, un hueso que soporta el peso que tiene las fuerzas del tendón de Aquiles.




