Los síntomas varían ampliamente y pueden incluir: dolor en los hombros, el pecho y los brazos, rigidez, dolor en el cuello, dificultad para caminar, falta de coordinación ,sensación de hormigueo en las manos, brazos, pies y piernas, reflejos reducidos y pérdida de la función intestinal y de la vejiga.
Al consultar a un profesional, se llevara a cabo una evaluación de la flexibilidad se, ya que la condición se asocia con el movimiento limitado en el cuello o la espalda. En la realización de esta prueba (en el caso del cuello, por ejemplo) el profesional pedirá doblar la cabeza hacia uno de los hombros y moverlo hacia atrás, adelante y de lado a lado.
Un examen neurológico también puede indicarse para determinar si existe presión en la médula espinal o los nervios en su interior. Los reflejos se comprobarán y se verificarán para asegurarse de existe sensación en brazos, piernas, pies y manos, también al caminar se puede comprobar si se tiene problemas con la marcha o la coordinación.