Una enfermedad cutánea que sufren más de 600.000 personas en España.
Es la inflamación crónica de la piel lesiones como si fueran heridas. Lo provoca un fallo en el sistema inmunitario produciéndose un exceso de células cutáneas, aquellas que reponen la piel. Se produce hasta siete veces más piel de lo normal provocándose lesiones escamosas. En apariencia son manchas rojas con especies de costras. Fundamentalmente aparecen en codos, manos, cuero cabelludo y espalda. No es mortal, no es contagiosa ni peligrosa, más bien molesta, y en ocasiones puede aparecer la artritis psoriásica, más complicada.
Se desconoce de donde proviene la enfermedad pero se sabe que es genética y hereditaria (si uno de los padres es psoriásico, uno de cada ocho hijos lo padecería). Hay algunos factores exteriores que pueden provocar su aparición como alteraciones en el sistema nervioso, obesidad o cambios hormonale. Tomar mucho alcohol también es contraproducente. No se cura, el 80 por ciento de los pacientes la padecen siempre, de forma continua o alternante, a lo largo de su vida.
Aparecen pequeñas placas que se pueden ir agrandando con el tiempo. No suele doler, tan siquiera picar, pero aparecen descamaciones que se complican si no se tratan. Su diagnóstico es fácil, cualquier dermatólogo que siga la evolución de las manchas y escamas lo sabrá pronto. No obstante se pueden realizar cultivos para evitar la confusión con otras patologías como hongos, en el caso de que aparecieran en los pies.
Hay varios niveles. La psoriasis leve se trata simplemente con cremas, si es más aguda se utilizan otras técnicas como fototerapia y farmacología (esteroides).
Hay pequeñas pautas que mejoran la piel psoriasica. Por ejemplo pequeños baños de sol, porque los rayos del astro tienen acción antiinflamatoria. El agua del mar es muy buena por los iones que contiene, el lodo también lo puede ser. Dejar al aire las heridas y utilizar con frecuencia cremas hidratantes también mejora el aspecto de las heridas.