La mononucleosis es una enfermedad caracterizada por un curso bastante desagradable, esto provoca un debilitamiento significativo en el niño y un estado de agotamiento que resulta complejo para los padres que intentan averiguar como ayudar a sus hijos en el transcurso de la enfermedad.
La mononucleosis también conocida como la enfermedad del beso, es de origen vírico y se da con mayor frecuencia en niños, adolescentes o adultos jóvenes, caracterizándose por una severa inflamación de los ganglios linfáticos que normalmente causa fiebre, dolor de garganta y malestar.
¿Cómo poder ayudar a un niño/adolescente con mononucleosis sin que se agrave la enfermedad?
Los padres deben ser conscientes en todo momento de que el niño debe mantenerse bajo la estricta supervisión médica, que establecerá el tratamiento farmacológico adecuado en cada caso, aunque los padres también pueden ayudar en las etapas más difíciles de la enfermedad cuando se presentan mayores índices de fatiga o apatía provocados por la fiebre, siempre y cuando cuenten con la aprobación del profesional de la salud.
El apoyo de los padres es especialmente útil al principio de la enfermedad cuando el niño tiene dificultades con la fiebre alta. Se pueden aliviar los síntomas haciendo uso de compresas frías sobre la frente para ayudar a bajar la temperatura y se pueden administrar infusiones relajantes como la tila, además de asegurarse de que el niño se encuentra en condiciones óptimas de hidratación, por lo que se deben suministrar bebidas naturales como agua o zumos de frutas a lo largo del día, que ayudarán a recuperar los minerales perdidos en el exceso de sudoración provocado por la fiebre.
El contacto de los padres con el niño enfermo por mononucleosis en las primeras etapas, puede resultar algo dificultoso, porque el menor se encontrará débil y apático a causa de la fiebre. Esto es totalmente normal y los padres únicamente deberán vigilar la hidratación y la fiebre en este punto, sin insistir demasiado en administrar alimentos sólidos cuando el niño no los acepta, pues el organismo reserva todas las energías para combatir los microorganismos infecciosos y restaurar el óptimo estado de salud.
Otro punto importante es el descanso, la enfermedad puede prolongarse más de un mes, por lo que los padres no deben obligar al niño a permanecer en cama todo el día, sino que deben favorecer la atmósfera adecuada para el descanso, protegiendo a los otros miembros de la familia que pudieran ser más sensibles a la enfermedad, como otros niños y ancianos.




