La salud no sólo se define por la ausencia de enfermedades, si no que se corresponde con un completo bienestar físico, mental y social.
Las emociones son un componenente emocional en las enfermedades articulares : algunos estudios determinan que el sistema nervioso central y el sistema inmunológico se comunican, lo que significa que las emociones y el cuerpo están muy interrelacionados.
Entre los trastornos físicos que pueden provocar en nosotros las emociones negativas (depresión, ansiedad, iraí¢â‚¬Â¦) pueden ser de todo tipo: articulares, cardiovasculares, digestivos, etc.
Más concretamente, ciertas emociones, como el estrés o la ansiedad, influyen de manera considerable en músculos y articulaciones. Así, una persona estresada es más propensa a padecer contracciones o dolores en el cuello y la espalda, dolores articulares fugaces o crónicos, reumatismo, calambres, astenia muscular ocasional o crónica, fibromialgia y miastenia gravis.
En todos los casos de enfermedades articulares existe un componente emocional que puede ser muy variable, y así algunas personas buscan constantemente alivio para los dolores normales de la vida diaria, mientras que otros ignoran el dolor de enfermedades graves o lesiones que necesitan atención urgente.
Por poner un ejemplo, está comprobado que la fibrositis (inflamación del tejido fibroso del cuello, los hombros o el tronco) aparece después de cambios climatológicos, infecciones o traumas físicos o emocionales.
El tratamiento de cualquier enfermedad articular pasa por diagnosticar la causa subyacente, así que es muy importante tener en cuenta nuestro estado emocional, porque puede ser una de esas causas.