La salud es demasiado valiosa como para ponerla en peligro, y el dinero, sobre todo en la actual crisis financiera, demasiado escaso como para repartirlo entre charlatanes que poco aportan a la sociedad. A lo largo de la historia, los remedios milagrosos para todo tipo de males, desde los simples sabañones hasta el cólera o la peste, han estado en boca de comerciantes que han sabido hacerse un hueco allí donde la medicina tradicional no podía llegar. Los timos contra la salud eran presentados a viva voz por su inventor o promotor. Todos hemos visto en películas o documentales un hombre subido a un estrado y rodeado de un público expectante. Expectante e ignorante en la mayor parte de los casos; un público indefenso contra los timadores que encuentran en la salud ajena su manera de enriquecerse.
Hoy en día los charlatanes han cambiado su manera de presentarse ante sus víctimas. Ya no van de pueblo en pueblo gritando sus milagros. Ahora se han modernizado y sus timos contra la salud están presentados bajo sofisticadas formas que, a veces, pueden embaucar hasta al más espabilado.
Los timos contra la salud no siempre tienen por qué perjudicarla directamente, pero en muchas ocasiones demoran tratamientos efectivos que sí curarían el mal. En otros casos, tan sólo son engaños crueles destinados a enfermos graves o terminales que ven en el curandero su única y última esperanza. Así, personajes de toda índole disfrazados con títulos académicos muchas veces inexistentes, venden agua í¢â‚¬Å“magnetizadaí¢â‚¬Â a 100 í¢â€šÂ¬ el litro para curar graves enfermedades. Y este sólo sería un ejemplo.
En lo relativo a uno de los temas míticos para el ser humano, como es la longevidad y, más especialmente, el elixir de la eterna juventud, los charlatanes y timadores también han hablado mucho. Y lo siguen haciendo. En la actualidad, hay clínicas que prometen milagrosos resultados respecto al envejecimiento. Algunos expertos científicos se encargan de recordar las verdades y sacar a la luz las falsedades, pero por desgracia no siempre encuentran el eco deseado. Respecto al timo del rejuvenecimiento habría que decir que, ni mucho menos, están probados los efectos de los radicales libres de oxígeno en el envejecimiento. Además, hoy en día estamos muy lejos de saber cómo cambian realmente nuestros genes al envejecer, con lo cual, su estudio en este sentido, es estéril. Respecto a las pruebas de análisis metabólicos que realizan las clínicas del rejuvenecimiento, hay que decir que no están sustentadas en ningún parámetro relacionado con la senectud en sí misma. Por entendernos, un anciano de noventa años puede dar unos parámetros en sangre excelentes desde cualquier punto de vista, y no por ello dejará de ser anciano.
De una manera o de otra, quienes se dedican a í¢â‚¬Å“rejuvenecerí¢â‚¬Â saben utilizar el lenguaje para hacer importantes o trascendentes procedimientos ya rebatidos por los científicos de verdad, los que se conforman con su más o menos digno salario y no buscan la cartera ajena ni el timo contra la salud.