Está demostrado que el tabaco altera la memoria a los fumadores, haciendo que su memoria gradualmente vaya empeorando con el tiempo, cosa que puede llegar a ser bastante dañina para el cerebro, llegando a desencadenar enfermedades cognitivas mucho más graves con el paso del tiempo.
Se han aportado numerosas investigaciones en las que se estudia la memoria cognitiva de los fumadores. Están los test de memoria práctica, en los que se ha comprobado que las personas que han dejado de fumar incrementan hasta en un treinta por ciento la efectividad de su memoria prospectiva, es decir, la capacidad que tiene nuestro cerebro de formular y llevar a cabo intenciones futuras y cotidianas, siendo un elemento bastante importante a la hora de coordinar y controlar la mayoría de nuestras pequeñas acciones y actividades de la vida diaria, tales como coger las llaves antes de salir de casa, acordarse de citas o de consultas médicas, tomar alguna medicación o seguir un tratamiento, etc., acciones que son sencillas y que debemos llevar a cabo diariamente, las cuales hacemos casi sin darnos cuenta y que se nos puede olvidar en alguna ocasión puntual, pero muy rara vez. A los fumadores sin embargo, les suele costar más utilizar este tipo de memoria prospectiva, pues tienden a olvidar de las cosas cotidianas de manera mucho más frecuente que en los no fumadores.
Con esto se demuestra que el tabaco puede afectar hasta a resolver situaciones en nuestra vida diaria, haciéndonos olvidar de las cosas más básicas, pudiendo incrementarse el problema a más con el paso del tiempo, porl o que hay que dejar de fumar.