El término ‘mindfulness’ significa plena conciencia o atención plena, también podemos decir que deriva de la palabra india ‘Sati’ que quiere decir conciencia, recuerdo o atención. En la práctica cotidiana se vincula con la meditación, si bien no es exactamente lo mismo. Hoy hablaremos de este interesante tema.
Cuando se practica mindfulness se experimenta una conexión contigo mismo, con el cuerpo, con la mente y con las propias emociones. Es por ello que en la actualidad se considera una práctica o disciplina imprescindible cuando se quiere mantener las emociones y pensamientos de manera correcta.
Permite que una persona se vea a sí misma desde otra perspectiva, como si se fuera un observador que llega a ver todo lo que sucede en ti y en el entorno, así una persona se hace más consciente de lo que siente, piensa y cómo actúa.
Esto dará una mayor capacidad para poder alinear los sentimientos y los pensamientos con los diferentes propósitos que se vayan teniendo en la vida.
Existen diferentes opiniones acerca del origen del mindfulness, ya que se tata de una experiencia que no tiene origen en sí mismo, cualquier persona en su vida puede tener sensaciones vinculadas a esta práctica.
Algunas fuentes bibliográficas explican que el origen se remonta a las prácticas budistas sobre la meditación, puntualmente con la meditación Vipassana, se puede decir también que en mindfulness se incluyen prácticas de meditación Zen.
Desde hace muchos años se divulga esta práctica en el mundo occidental. Desde el año 2002 empieza a verse un interés por investigar sus efectos a nivel científico, lo que llevó a incluir el mindfulness dentro de los procesos psicoterapeuticos.
Mindfulness es una actitud: tener atención plena, sus objetivos tienen el fin de mantener la conciencia en lo que se esté realizando.
La práctica del mindfulness te lleva de manera natural a experimentar la meditación a medida se va avanzando en la práctica. Los científicos llegaron a demostrar los buenos resultados cuando se vio que se consiguieron vivencias más místicas profundas, propias de la meditación.
Cuando hablamos de atención plena nos estamos refiriendo a una forma de prestar atención a lo que está pasando en nuestras vidas en el momento presente, lo que realmente es. Esto no quiere decir que serán eliminadas las presiones de la vida, pero la práctica ayudará a tomar de lo que se puede esperar y poner un límite, especialmente a las reacciones negativas que son consecuencia del estrés diario.
Los expertos en la materia consideran que esta práctica puede ser sintetizada con cuatro ‘R’: reposar la mente o atención en un ancla, reconocer dónde y cuándo vaga, retomar la atención, repetir.
La atención plena nos permite reconectarnos con nosotros mismos para mejorar los cuadros de estrés. Nos permitirá sentirnos en sinfonía con las emociones y ser más conscientes de nosotros mismos, tanto físicamente como mentalmente.
Objetivos de alcanzar la atención plena
- Reconocer y llegar a detener las reacciones negativas habituales.
- Poder ver las situaciones con mayor claridad.
- Responder con mayor facilidad a diferentes situaciones.
- Ayuda a mejorar la creatividad.
- Sentir un mayor equilibrio en la casa y en el trabajo.
Los diferentes estudios que analizaron el mindfulness llegaron a las siguientes conclusiones respecto a los beneficios de las personas que hacen de la práctica algo habitual:
- Se bajo notablemente los cuadro de ansiedad.
- Menor visitas al médico.
- Incremento de los anticuerpos que ayudan a evitar las enfermedades.
- Mejor calidad del sueño.
- Menos sentimientos negativos, como depresión, ira o tensiones.
- Ayuda a mejorar las condiciones físicas





Excelente información, pero como se puede practicar de manera habitual?