Verse bien, tener un abdomen chato, una figura bien formada, es el sueño de cualquier mujer. Claro que para lograr esto debemos resignar uno de los grandes placeres de la vida que es, sin dudas, el buen comer. Aunque si agregamos una buena dosis de ejercicios a nuestra rutina e incluso masajes, sí, masajes reductores, podremos permitirnos algún que otro bocado delicioso y disfrutar sin culpa.
Algunos podrán decir que este tipo de masajes reductores no son efectivos. Pero sucede todo lo contrario, ya que gracias a estos la grasa que se acumula en el abdomen o muslos se movilizan evitando que se localice en nuestro cuerpo. Además, activan la circulación sanguínea mejorando así, nuestro metabolismo y eliminando los desechos innecesarios.
Realización del masaje
Esta técnica se realiza con presión y velocidad, más que la de los masajes convencionales, lo que provoca un calor que ayuda a eliminar la grasa y a estilizar la figura al mismo tiempo. Las técnicas que se utilizan son amasamiento, rose, percusión y hachadura.
Cómo complementarlo
Claro que los masajes por sí solos no causaran ningún efecto. Uno de los complementos más eficaces son las sesiones de drenaje linfático, lo que facilitará que nuestro sistema linfático sea más rápido y elimine las toxinas causantes del exceso de volumen. Las principales áreas a tratar con estos dos tratamientos son las piernas, abdomen y glúteos.
Los resultados se podrán ver a partir de la cuarta sesión o de la quinta, dependerá de la persona. Una buena alimentación y beber mucha agua ayudarán a obtener mejores resultados. Además del ejercicio físico, ya sea ir al gimnasio, caminar, correr, bailar, andar en bicicleta, todo ayuda.
Antes de comenzar, el especialista deducirá de qué tipo de grasa se trata: blanda o dura. Para cualquiera de los dos tipos hay solución, siempre y cuando se la complemente con la actividad física y una buena dieta. Todo sea por lograr el cuerpo soñado.




