Cansancio, agotamiento, sentirse agobiado o sin ganas de continuar, son algunos de los síntomas del estrés. Los ejercicios, la respiración, estiramientos, son las claves que alivian y a la vez mejoran la calidad de vida.
Respirar correctamente: El estrés es producto de la falta de oxígeno en los músculos, por eso la respiración profunda le permite a nuestro cuerpo relajarse.
Ejercicios de relajación: Se recomienda utilizar imágenes mentales ya que de esta manera los niveles de estrés disminuyen poco a poco.
Ejercitarse: Practicar algún deporte es una de las maneras más eficaces para eliminar tensiones, relajar los músculos y mejorar el estado de ánimo.
Disciplinas orientales: Practicar yoga o taichí permiten encontrar una armonía entre la mente y el cuerpo.
Destinar tiempo con la familia y los amigos: Invertir tiempo en las personas de las que se disfruta su compañía ayuda a reducir el estrés.
Borrar de la mente la frustración y el fracaso: Programar la mente para aprender de los errores, sacar provecho de las dificultades y hacerse más fuerte para enfrentar situaciones en el futuro, son prácticas que permiten eliminar rápidamente los malos momentos y mirar hacia adelante.
El estilo de vida: Comer saludable, rutinas de ejercicio, actividades para cambiar de ambiente, entre otros aspectos, crean una armonía entre el cuerpo y el alma, además de estabilidad emocional y física.
Dormir bien: Se recomienda dormir entre 8 y 9 horas, lo que hace que el cuerpo y la mente descanse y genere energía para el día siguiente.
Eliminar la tensión muscular: Realizar ejercicios de tensión y distensión para relajar los músculos. Para esto, se recomienda acostarse boca arriba con los brazos extendidos a lo largo del cuerpo y las piernas ligeramente separadas.
Asesoría profesional: Cuando el estrés llega a niveles muy fuertes se hace necesario pedir ayuda profesional. Los expertos ofrecen terapias apropiadas y acordes a cada caso particular.