Entrado ya el mes de Diciembre es cuando nos vemos con la Navidad encima y ya empezamos a tener en mente todo lo que tenemos que preparar para estas fiestas. A quien le toque cocinar, seguro que ya tiene el menú en mente o, por lo menos, una ligera idea de los platos que preparar este año.
La alegría de estas fiestas es la compañía de los familiares reunidos todos alrededor de la mesa. Pero sin lugar a dudas, quienes viven con más intensidad la magia de estas fechas son los niños.
Si en nuestra familia hay un caso de diabetes infantil debemos adaptar su dieta para conseguir que, llevando un control adecuado, pueda comer lo mismo que toda la familia.
Para conseguir que todos comamos igual en Nochebuena, Navidad, Nochevieja y Reyes, es importante estructurar con un poco de antelación el menú que prepararemos.
Es fundamental conocer las cantidades de hidratos de carbono que se toman en estas comidas para poder intercambiarlas con los alimentos que habitualmente comen sin tener que recurrir a modificar las unidades de insulina rápida ante cada comida copiosa y seguir respetando las cinco comidas al día, manteniendo el desayuno, la media mañana y la merienda como se hace habitualmente.
La cantidad de hidratos de carbono debe mantenerse parecida a nuestra ingesta diaria, pero con una distribución diferente. La mayor parte de carbohidratos serán ingeridos en forma de dulce durante el postre. Por eso, se recomienda abrir la comida navideña con distintos aperitivos como huevos rellenos, berberechos, mejillones, cremas o la típica sopa. Seguido de un plato principal a base de cualquier tipo de pescado, marisco o carne, prestando atención con el condimento que lleve, especialmente con las salsas, ya que la mayoría tienen un alto valor calórico.
Y acabando con los postres. Si se consumen dulces navideños es importante controlar la cantidad que se vaya a ingerir.
Debido a la incidencia que tiene la diabetes en los países desarrollados, cada vez más encontramos en el mercado dulces “aptos para diabético”, un claro ejemplo son los turrones. Es importante entender que aunque no contengan azúcar, la cantidad de hidratos de carbono que proviene de los frutos secos y la fécula utilizada en la masa es bastante considerable.
Para tener una idea, 20 g de Turrón o 1 dulce de mazapán pequeño (30g aprox) equivalen a una ración de hidratos de carbono.
Si se planifican bien las comidas y hay control de las cantidades ingeridas, las comidas de Navidad serán las mismas para todos.
Autora: Clara Camí