Pie cavo, cómo detectarlo y tratarlo

Una forma práctica para saber si tienes o no pie cavo es utilizar una hoja de papel periódico o común y un balde con agua. Lo que deberás hacer es introducir tus dos pies en el balde y luego, con ambos pies bien mojados, pisar la hoja en cuestión. Una vez quede fijada tu huella en el papel, deberás comparar ambas pisadas.

Si la huella evidenciada es muy ancha, es probable que tengas pies planos, o sea, que han perdido el arco que deben tener. Por el contrario, si la huella marcada denota poco apoyo externo del pie, esto querrá decir que tienes pies cavos.

Los pies cavos son algo muy común en la gran mayoría de las personas, y solo requiere unos cuantos cuidados para llevar una vida más cómoda. Es todo. Una serie de ejercicios fisioterapéuticos te ayudarán a flexibilizar las articulaciones de ellos y a relajarlos, además de las otras estructuras que se presenten en tensión con el pie cavo en cuestión.

Una buena forma de comenzar, es realizando automasajes del pie con una pelota. Para ello precisarás una pelota dura, puede ser un balón de tenis, o de esas que sirvan para ser rebotadas intensamente. A continuación, deberás colocar la pelota entre las almohadillas del pie asegurándote de que el talón esté apoyado en el suelo. Lo siguiente solo será hacer movimientos en forma de abanico con el pie que estás trabajando.

A continuación, podrás situar la pelota justo en el centro de tu pie, y podrás dejar caer todo el peso de tu cuerpo. Asegúrate de colocar la otra pierna en paralelo a la que está siendo masajeada. Con la pelota cerca de tu talón, deberás realizar otra vez los movimientos que antes te citamos en forma de abanico. También podrás masajear el arco interno de tu extremidad, a la vez que el externo, rodando la pelota hacia atrás y hacia adelante.

Es muy importante que tengas una movilización fluida de tu pie, y para lograrlo deberás sentarte en una cama o sillón cómodo y con uno de los pies por fuera del mueble donde estés, podrás comenzar a moverlo con tus propias manos de manera lateral. También es muy útil hacerlo hacia arriba y hacia abajo, y por supuesto, en círculos.

La otra forma práctica de hacer movimientos con el pie es fijándolo con una mano. Colocaremos una de nuestras manos en el talón, y comenzaremos a mover con la otra mano el pie, haciendo movimientos circulares. Siempre, como te hemos dicho, también haz movimientos de rotación y hacia abajo y arriba.

También podrás automasajearte la fascia plantar, y esto lo podrás realizar con tus propios nudillos, aplicando bastante presión y siempre desde el talón hasta los dedos. No te apresures, hazlo con paciencia y delicadeza.

Las consecuencias de un pie cavo generalmente no traen mayores complicaciones, pero a veces nos podremos topar con callosidades, metatasalgia, fascitis plantar, dedos en garra y también durezas. Es por estos motivos que los consejos que te planteamos más arriba pueden resultarte muy útiles para evitar todos estos inconvenientes.

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