La ergonomía es una práctica que debemos realizar día a día. Es fundamental para todas las personas, no importa si están lesionadas o si buscan recuperarse de alguna lesión. Su realización en forma regular brinda múltiples beneficios, y además ayuda a fortalecer el organismo para evitar la aparición de patologías en el futuro. Inclusive, hay algunas profesiones que requieren un cuidado extremo de la ergonomía, ya que determinadas posturas o movimientos mal realizados de forma continua pueden terminar lesionando nuestro cuerpo.
¿Qué es la ergonomía?
Cuando hablamos de ergonomía, nos referimos a una serie de conocimientos que se aplican para la adaptación de productos, sistemas y entornos a las necesidades físicas, características y limitaciones de cada usuario, teniendo como objetivo final la optimización para eficacia, seguridad y bienestar. La ergonomía busca adaptar el trabajo a las capacidades posibilidades de los individuos, así como ofrecer comodidad, eficiencia y productividad en el trabajo diario.
Las ventajas de la ergonomía en nuestro día a día
En nuestra vida diaria vamos adquiriendo hábitos, positivos y negativos, de postura. Son aquellos que vamos aprendiendo sobre como sentarnos en una silla, en un sillón, como nos paramos, como esperamos el transporte público. Todo esto se va convirtiendo en la forma en que nuestro cuerpo se adapta a las posturas diarias, y si lo que tenemos son un conjunto de malos hábitos posturales, seremos más propensos a las lesiones y a los dolores.
La ergonomía es una práctica que consiste en mantener la postura óptima para cada tipo de actividad de nuestra vida diaria. Esto ayuda a que los músculos y articulaciones no sufran tanto, y así detenemos o ralentizamos el desgaste; a la larga esto se traduce en una calidad de vida más agradable y con menos incidencia de lesiones, golpes y enfermedades.
El cuerpo humano es una máquina que trabaja mejor en equilibrio Al adoptar una postura determinada, se activan diferentes grupos musculares y articulares. Si la postura es positiva, el balance permitirá que la tensión sea repartida de forma adecuada. En cambio, una mala postura terminará ocasionando lesiones, sobrecarga muscular o rotura en los tejidos.
El estrés ocasionado por una mala postura que termina convertida en hábito, es lo que hará que se termine rompiendo un ligamento o nos hará más propensos a los dolores de espalda o las contracturas, por ejemplo. Teniendo un buen conocimiento de la ergonomía, las personas también somos más conscientes sobre cómo mantener y llevar adelante posturas correctas en nuestro día a día. Siempre pensando en proteger nuestro cuerpo de lesiones y tensiones que a la larga nos pueden lesionar.
¿Cómo aplicar la ergonomía en nuestras actividades cotidianas?
La ergonomía en el día a día se vuelve difícil de practicar por dos grandes razones: primero los malos hábitos adquiridos durante la infancia y la adolescencia, que acostumbran a nuestro cuerpo a determinadas formas de comportamiento corporal; y segundo porque nuestro cuerpo apunta a la comodidad, y muchas veces la ergonomía puede resultar incómoda respecto de la postura mal aprendida. Pero es importante recordar y practicar la ergonomía aunque en el momento sea incómodo, el resultado será un mejor día a día con una postura corporal más sana.