En la siguiente entrada seguiremos hablando acerca de los cambios fisiológicos que se generan en el embarazo. Aprovechamos la oportunidad para invitarte a leer la entrada anterior en la que hemos tocado el tema.
Recordamos que durante la etapa de la gestación la mujer tiene grandes cambios, tanto a nivel físico como emocional. Uno de esos cambios se relaciona a los requerimientos nutricionales. El aumento de energía se debe por un lado a las necesidad de cubrir lo demandado por el feto y por los cambios propios de su organismo de la mujer.
En algunos casos puntuales se puede alterar la tolerancia a la glucosa generándose lo que se conoce como diabetes gestacional. La hormona placentaria que aparece en la gestación tiene una tendencia a elevar la glucemia (los niveles sanguíneos de glucosa, que es el principal combustible energético del cuerpo).
Esto no es algo común, solo se genera en un dos o tres por ciento de los casos, especialmente en el caso de las mujeres embarazadas que tienen antecedentes familiares con diabetes y en las mujeres que llegaron al embarazo con sobrepeso. Cuando hay en la circulación más glucosa se puede pasar al feto a través de la placenta, estimulando la secreción de insulina fetal que es un punto importante de crecimiento. Es realmente fundamental realizar un control de la glucemia, ya que de no hacerlo, pueden ser pequeños macrosómicos cuando nacen, su peso puede superar fácilmente los 4 kilos.
Su sistema cardiovascular también se puede alterar en la gestación, ya que aumenta la frecuencia y el gasto cardíaco disminuyendo la tensión arterial, especialmente en los primeros seis meses de embarazo. Luego se alcanzará una normalidad en los últimos meses.
Los cambios dentro del metabolismo del calcio ayuda a que sea más fácil su movilización en el cuerpo, esto ayudará a la formación del esqueleto fetal. Por la acción de determinadas hormonas el calcio se absorbe más en el tracto gastrointestinal y se disminuye la eliminación del mismo.
Aumenta también el volumen de la sangre. Esto provoca una disminución en las concentraciones de hemoglobina. Recordemos que la homoglobina es una sustancia de los glóbulos rojos que se encarga de transportar el oxígeno desde el aparato respiratorio a todos los tejidos del cuerpo. Esto se traduce en anemia fisiológica de la gestante, que no se tiene que confundir con la anemia por deficiencia de hierro. La posibilidad de tener un riesgo de anemia se presenta especialmente en los últimos meses de embarazo y en la etapa del parto, cuando hay mayor perdida de sangre y una recuperación más lenta.
Y, en último lugar, nos referiremos a la disminución la motilidad o movilidad gastrointestinal. Muchas mujeres suelen tener problemas gastrointestinales desde el comienzo del embarazo como consecuencia al incremento de las cifras de la hormona progesterona. Se genera una relajación en el músculo del útero para permitir la expansión por el crecimiento del feto y la movilidad gastrointestinal, así se permite una mejora en la absorción de los nutrientes. Las mujeres podrán sufrir de estreñimiento.
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