En el curso de una actividad física intensa y una práctica regular de deporte, la proporción de agua que se pierde puede alcanzar valores importantes y comprometer tanto los resultados deportivos como el estado de salud del deportista.
El deporte, de hecho, se caracteriza principalmente por un aumento más o menos importante en la producción de energía por las células musculares implicadas en el movimiento.
Al realizar ejercicio se utiliza más ATP y aumenta la cantidad de calor producida. El aumento de la temperatura interna del cuerpo que se produce cuando hacemos deporte es un factor de riesgo potencial para la salud de los deportistas, así como un factor desfavorable para el rendimiento deportivo.
Por lo tanto, el cuerpo humano cuando se somete a un esfuerzo físico activa necesariamente mecanismos de termorregulación capaces de inducir una reducción adecuada en la temperatura del cuerpo (dispersión de calor) y viceversa. El mecanismo más eficaz en este sentido que utiliza nuestro cuerpo es la evaporación de agua a través sudor que se produce durante el trabajo muscular de la manera más eficiente con el fin de salvaguardar la integridad del organismo y para asegurar la capacidad máxima de rendimiento atlético.
De hecho, cada mililitro de agua que se evapora implica la dispersión 0,58 Kcal. Es bueno recordar que la pérdida de agua por el sudor no es un método de bajar de peso, sólo es agua que perdemos y que necesitamos pero que en ese momento sirve para equilibrar la temperatura del cuerpo.
Los atletas de élite pueden llegar a perder hasta 5 o 6 kg de peso cada vez que hacen deporte de intensidad, por ejemplo, en los partidos de tenis o de fútbol. Y este cambio de peso se debe mayoritariamente a la pérdida de agua a través del sudor.
El sudor es un fluido biológico que consiste principalmente de agua, con pequeñas cantidades de sales minerales, tales como el cloro, magnesio, potasio e incluso hierro y calcio.
La escasez de agua en el deporte es algo negativo. La capacidad de rendimiento deportivo se reduce según el grado de deshidratación del cuerpo. Por ejemplo, una pérdida del 2% del volumen de agua corporal total altera la termorregulación y afecta negativamente en la eficiencia y la capacidad física de la materia, mientras que una pérdida del 5% implica el riesgo de padecer calambres y se reduce en un 30% el rendimiento deportivo.
Si hay pérdidas mayores puede ser muy peligroso y dar lugar a hipertermia o un golpe de calor.
En conclusión, sudar es un mecanismo de defensa de nuestro cuerpo para mantener la temperatura correcta del cuerpo pero debemos mantener una hidratación adecuada para rendir al 100% y no tener problemas físicos.